07 May ˝Yo me lo guiso yo me lo como˝
Es estos meses de confinamiento me he propuesto realizar las máximas fotos posible, de elementos, cosas o personas que me apetezca fotografiar. Una de estas cosas que quiero fotografiar es la comida que hacemos diariamente, mi perrita y alguna cosa más. Intentaré acompañar la foto con un esquema de luces y una explicación o reflexión de porque la realizo así y no de otra forma, o simplemente decir lo que se me pasa por la cabeza en estas circunstancias tan especiales Ahora nos encontramos en la desescalada del confinamiento, por lo que, aprovechando que estoy trabajando en mi nueva página web, subo los post a mi blog en orden descendente. Es decir, de este último al primero. Les dejo con el último post. Muchas gracias
YO ME LO GUISO YO ME LO COMO
Lo reconocí desde lejos, estaba justo en la intersección de las calles Pirra y Euterpe, rondaba los 50, era alto, zarandeaba la cabeza y estaba algo fondón. No cabe duda que era de los míos, fue a mediados los 90 cuando jugó su último partido de baloncesto con sus «zapas» «Air Jordan»
Estas semanas atrás, mientras salía a pasear a Markle, el parque estaba desierto, los animalejos salían de sus escondites y ocupaban el parque. Los gorriones revoloteaban sobre tu cabeza obesos y torpes, gracias a mi vecina del 4º: Cada mañana temprano reparte cantidades ingentes de pan. Es por ella, que la fauna que habita en mi parque es altiva y algo repelente. Nos miran regocijados desde sus atalayas, regordetes y con colesterol, se acercan a nosotros para intentar cagarnos en las cabezas. Y mientras los conejos desafiaban a Markle sin distancia de seguridad.
Pero hoy por la mañana cantidades abrumadoras de gentes han tomado las calles. Ruidosos, parecían orquestas y comparsas llenas de cachivaches, rompiendo el equilibrio perfecto del canto de los pájaros existente hasta hoy. Un nuevo ejercito Napoleónico ocupa Madrid, sus tropas de mujeres y hombres son futuribles, atletas de élite, son tecnológicos y liberales ¡Corred y dejad correr! Gritan orgullosos. Impredecibles y erráticos se despliegan por las calles y plazas de la capital.
Yo subía por la calle Euterpe y él venía peligrosamente hacia mí en sentido contrario. No iba a gran velocidad, pero parecía descontrolado, como si el «autopilot» estuviese desconectado. Mi perrita olisqueaba de aquí para allá, y en un segundo me lo encontré de bruces. Grité: ¡Para! ¡Cuidado! Entonces vi como abrió los ojos sorprendido, jadeante, parecía que se había despertado de un mal sueño, sus ojos estaban a punto de estallar. Levantó los brazos, los extendió para protegerse y volvió a cerrar los ojos. Yo tiré de Markle y salté hacia los coches aparcados. Él siguió a su velocidad exponencial cuál meteorito que surca el espacio sin rozamiento hasta alcanzar los confines del Universo.